Prevención
Información útil para el cuidado de la extremidad superior
Procura controlar el "pulgar texting"
Bajo este nombre se recogen aquellas lesiones que vienen provocadas por el comportamiento del usuario con teclados de ordenador, controladores de videojuegos, tabletas y teléfonos móviles.
Dependiendo de cómo se usen estos dispositivos y durante cuánto tiempo se usen, las lesiones pueden afectar cualquier dedo o incluso involucrar a la muñeca.
Sin embargo, la mayoría de nosotros utilizamos los pulgares (sobre todo para el teléfono móvil), para escribir mensajes de texto. Ello puede acabar provocando rigidez, y por tanto dolor, en los pulgares.

Con el pulgar texting, los movimientos repetitivos finos causan, también de forma repetitiva, minúsculas lesiones en los músculos y los tendones. Por reacción, los músculos se contraen y ello disminuye el rango de movimiento. Además, los tendones se quedan sin lubricación ya que no tienen tiempo suficiente para descansar y recuperarse. Si, además, la inflamación de los músculos y tendones presiona sobre los nervios circundantes, el resultado es que la persona experimenta dolor, rigidez y, a veces, temblores, hipersensibilidad al tacto y entumecimiento.
Pregúntate por el uso que haces del móvil durante un día cualquiera...
¿Cuánto tiempo le dedicas?
- Apagar el despertador
- Enviar mensajes de texto a los amigos
- Leer las noticias
- Estar activo en redes sociales
- Escuchar música y podcasts
- Comprobar resultados deportivos
- Sacar fotos
- Programar citas
- Dedicar un tiempo a administración y finanzas…

Es muy probable que en tu caso particular también hayas puesto un tic en cada una de estas acciones. Dependiendo del tiempo que les dediques, es fácil concluir que el uso que haces de tus dedos es excesivo. Ten muy en cuenta que, con el tiempo, pueden aparecerte lesiones que deriven en crónicas.
Y si a todo ello, añadimos que también se ha convertido en hábito llevar durante todo el día el teléfono en la mano, estamos obligando a la mano a mantenerse en una posición que no es la natural y que, de nuevo, puede acabar provocando lesiones.
Pero es algo que ya sabemos: “los excesos jamás son buenos” y en nuestras manos está el querer controlarlos.
Cambiar algunos hábitos

Procura que el peso de lo que tienes que transportar te afecte lo menos posible.
Puede que, a veces, la solución sea un poco más aparatosa pero las ventajas son muchas.
Sé consciente de las partes del cuerpo que debes proteger cuando las expones a altos esfuerzos. Para la extremidad superior, acostúmbrate a usar guantes, muñequera y protector de hombros.


Algunas mascotas tienen mucha fuerza y tiran excesivamente de nosotros. En ese caso, la tendencia del paseante es a contrarrestar su fuerza tensando con toda la extremidad superior (hombro, codo, muñeca y mano) se resienten de ello. Procura utilizar correas que te permitan reducir tu fuerza y enseña a tu mascota cómo tiene que comportarse cuando sale a pasear.
Nunca tires fuerte de la mano de un niño ni juegues a zarandearlo al aire, puedes provocarle –con facilidad- una dislocación de muñeca, codo e incluso de hombro.
